miércoles, 10 de noviembre de 2010

La novia cadaver

Tras el magnífico aunque poco valorado resultado de Pesadilla Antes de Navidad, Tim Burton decidió regresar a la técnica de la animación stop-motion para traernos una nueva historia cargada de romanticismo, y esta vez rescatando la atmósfera gótica y espectral que tanto le ha caracterizado en su carrera cinematográfica.

La Novia Cadáver, indudable legado de Pesadilla, tanto por el estilo de animación como por el tono de cuento siniestro. No obstante, ésta es una historia totalmente independiente de la de Jack Skellingon, basada en un cuento popular del siglo XIX.

En una pequeña aldea de Europa, dos familias, los Van Dort y los Everglot, mercaderes enriquecidos y aristócratas arruinados, respectivamente, buscan una salida a sus problemas a través de la boda concertada de sus hijos, Víctor y Victoria; los primeros, para obtener prestigio social; los segundos, para recuperar su fortuna perdida. No obstante, el tímido Víctor (encarnado por Johnny Depp, y perfectamente recreado en la marioneta) se muere de miedo a la hora de pensar en la boda, y decide pasear por un bosque mientras ensaya los votos del matrimonio… con tan mala suerte que cuando los culmina con éxito, se da cuenta de que, por accidente, ha contraído matrimonio con una novia cadáver. A partir de ahí, Víctor se verá atrapado en el mundo de los muertos, intentando encontrar una solución a su problema.

En esta película cabe destacar la presencia de un dibujante catalán, Carlos Grangel, el encargado de trabajar a partir de los bocetos de Burton y diseñar los definitivos a partir de los cuales se elaboraron las marionetas. El film posee un excelente trabajo de animación, con una amplia riqueza en cuanto a la gama de expresiones corporales y faciales, y una cuidada y deliciosa escenografía rica en detalles. Se nota muy bien el paso del tiempo en la calidad de la animación, en comparación con Pesadilla.

El elemento Burton se encuentra esta vez desde el comienzo del film, y no sólo por la lóbrega ambientación, sino también por la interesantísima dualidad vivos/muertos, dejándonos claro de parte de quién se pone Burton. El mundo de los muertos es alegre, colorido y, paradójicamente, vivaracho; el de los vivos en cambio es gris, triste y monótono, lleno de personajes cínicos que sólo miran por las apariencias, su bolsillo y sus beneficios personales. Asimismo, el personaje de la Novia Cadáver es maravillosamente entrañable y trágico, tanto por su historia como por su deseo de contraer matrimonio, a pesar de que descubre que le está vedado.

La música de Elfman vuelve a jugar un elemento fundamental en la película, si bien no hay un número tan amplio de canciones como en Pesadilla (en éste llegan a 10 canciones, y en La Novia Cadáver solo a 4). En el mundo de los vivos, posee la melancolía fantástica y espectral propia de films anteriores, y en el de los muertos resuenan con brío temas de jazz y de cabaret, al más puro estilo de Chicago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario