domingo, 7 de noviembre de 2010

La maldición de el hombre lobo


Una joven sirvienta sordomuda, tras ser violada, da a luz una criatura aparentemente normal. Pero conforme el niño crece comienza a dar señales de extraños comportamientos, los más notables sus incontrolables reacciones en las noches de luna llena, que avisan de una terrorífica metamorofosis...Adaptación cortesía de la Hammer del mito del hombre lobo que se ambienta en una España "bécqueriana" (por ello fue prohibida en su día) que se inclina por un origen místico de la licantropía, esta no será transmitida por una mordedura sino que se arrastrará como maldición. La mayoría de los aciertos se concentran en una primera parte espléndida, inmersa en un ambiente abiertamente romántico de "rimas y leyendas" ( un desprevenido mendigo acaba en la boda del señor de la zona que tras burlarse le confinará a las mazmorras de su castillo donde se verá reducido a la animalidad. Con los años una hermosa sirvienta muda será entregada al desdichado tras rechazar al ya anciano cacique, y de la unión nacerá un niño condenado), con una bella voz en off y un estilo suntuoso y misterioso, combinado con una mirada despiadada sobre la perversidad de la nobleza que la emparenta con el magnífico prólogo de "El perro de Baskerville". Por desgracia la película va apagándose entre fogonazos de inspiración (la gárgola reflejada en la pila bautismal, la bala forjada con un crucifijo bendecido, el primer ataque del protagonista ya adulto, etc...) y una historia de amor tirando a ramplona que no interesa en ningún momento. Gran interpretación del intenso y habitualmente exaltado Oliver Reed (en cambio Catherine Feller resulta nefasta como su enamorada) mirando obsesivamente la luna llena, brillante banda sonora de Benjamin Frankel y la habitual maestría narrativa y elegancia visual del enorme Terence Fisher siguen estando presentes aunque aparezcan de manera más intermitente.

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