domingo, 7 de noviembre de 2010

Hombre lobo americano en londres


En plena fiebre licantrópica (“Aullidos”, “En compañía de lobos“) John Landis rodaba un entretenido film que, pese a desligarse premeditadamente de los cánones propios del género, cosechó un considerable éxito, convirtiéndose -a su vez- en una de las películas ‘de culto’ más curiosas de los ochenta.

Pese a que yo siempre me he decantado por productos de género con mayores dosis de pureza y método, he de reconocer que Landis consigue defender con bastante fortuna esta inusual miscelánea de terror, suspense, comedia, amor, fantasía y alguna pincelada gore en la que los efectos especiales destacan especialmente. Sólo por la espeluznante escena en la que David Naughton se transforma en lobo vale la pena ver la película. Inenarrable. Ver para creer. Sin lugar a dudas, un trabajo técnicamente impecable. Suficiente como para considerar “Un hombre lobo americano en Londres” como un solvente y decoroso ejercicio. De ahí a flipar enardecidamente con ella media un abismo.
Resulta agradable ver este film 25 años después de su estreno y comprobar que el tiempo la ha tratado muy bien.

Original mezcla de terror, suspense y comedia adolescente que no chirría en absoluto y a la que la banda sonora acaba por darle un tono muy personal.

El gran acierto de Landis es atrapar un mito del terror anclado en tiempos pasados y que se desarrollaba en el medio rural y trasladarlo al Londres de principios de los 80. Parte de la falta de prejuicios molestos y se plantea ¿qué pasaría si...?

Por último, destacar los maravillosos efectos especiales "analógicos" del maquillador Baker. Las transformaciones siguen siendo impresionantes y nada tienen que envidiar (muy al contrario) a los actuales efectos por ordenador.


Cuidado con la Luna!!!!

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