lunes, 8 de febrero de 2010

Frankestein conquers the world, Furakustain tai Baragon






Comentario

A mitad de los sesentas la Toho se encontraba disfrutando de las mieles de la moda del “Kaiju Eiga”, género que había iniciado en 1954 con “Godzilla”. Viendo la mina de oro donde estaban sentados, la Toho rápidamente se puso a buscar nuevas alternativas a su monstruo estrella, y especialmente algo que sirviera para abrir las puertas de los mercados internacionales (especialmente los americanos). Esto terminó no sólo en la importación masiva de actores yanquis de serie B sino también en la búsqueda de franquicias basadas en títulos ya conocidos por la audiencia norteamericana.

Entre esas ideas les llegó una historia de John Beck. Lo que había hecho Beck era plasmar en el papel un concepto que se le había ocurrido a Willis O´Brien (el autor de los efectos especiales de la original “King Kong” (1933) y mentor del legendario Ray Harryhausen), acerca de un cruce entre King Kong y Frankenstein. El borrador hablaba de que el nieto de Frankenstein había podido desarrollar una criatura gigante a partir de restos de animales, la misma desataba un sendero de destrucción y terminaba por enfrentarse con el enorme simio. El borrador no terminó por interesarle a nadie durante años, excepto a la Toho que terminó por comprarlo a principios de los sesenta, y dividiría gran parte de sus premisas en dos filmes: King Kong vs Godzilla y el que actualmente nos ocupa.

Usualmente “Frankenstein Conquista el Mundo” es catalogada como una pieza realmente bizarra dentro de todo el género de cine de monstruos japonés (que ya de por sí es bizarro). Si uno se atiene al resumen de la historia (corazón de Frankenstein es enviado por los nazis a Hiroshima, donde tiran la bomba atómica, y el corazón radiactivo es devorado por un niño que termina por transformarse en una criatura gigante), no cabe dudas que es el fruto de una mente trasnochada. Pero la gran diferencia entre una película que podría haber sido abominable y un buen film la pone el libreto y el director, y aquí Ishiro Honda se gana realmente el sueldo. A su vez, la también muy criticada perfomance de la ex estrella Nick Adams parece más basada en rumores generados por quienes no vieron el film (y se han guiado por la turbulenta vida de Adams, que terminaría por fallecer de sobredosis de drogas a los 36 años, y tan sólo dos años después de esta película) que en la realidad.

A decir verdad, “Frankenstein Conquista el Mundo” es una producción muy cuidada de la Toho. Incluso diría que tiene mejores valores de producción que los filmes de Godzilla de la misma época. Y el libreto está desarrollado con bastante esmero. Todo el cuidado que se ha puesto en el desarrollo y elaboración de la historia hace pensar de que el estudio realmente estaba buscando generar una nueva franquicia basada en Frankenstein y de similar envergadura a la de Godzilla. Las secuencias iniciales se encuentran muy bien filmadas (si omitimos la bizarra sobreactuación del actor que hace de científico alemán), e incluso hay un cameo de Takashi Shimura, el Dr. Yamane del Godzilla original. Toda la historia de la llegada del corazón de Frankenstein a Japón es bastante digerible, considerando las premisas salvajes que suelen proliferar en el Kaiju Eiga.


Lo que es interesante destacar (y resulta sorprendente) es que es el primer film del género de monstruos japoneses que se anima a reproducir la escena histórica del bombardeo atómico a Hiroshima. Usualmente este argumento es sugerido o tomado tangencialmente, mientras que aquí Hiroshima pasa a ser protagonista de la historia. Precisamente la importancia del suceso es lo que obliga al director Honda a tomar tantas precauciones para que el film no se transforme en una aberración. A su vez toda la historia del Dr. Bowen (que si bien no está desarrollada con la profundidad que se merece), sobre el científico que viene a expiar su responsabilidad como integrante del equipo que construyó la bomba, daba para numerosas metáforas. Y se suma el hecho de que la película se encarga de mostrar la realidad de Hiroshima veinte años después del bombardeo nuclear, lo cual es realmente interesante.

La primera mitad del film es impecable. La historia del chico salvaje que deambula por la ciudad varios años después de la explosión atómica es coherente. Donde el libreto comienza a hilar más fino es en atribuirle poderes regenerativos al corazón atómico de Frankenstein, que el muchacho ha comido y ha asimilado en su organismo. Pero la historia está desarrollada con mucho esmero y resulta interesante (además de que los efectos especiales son muy buenos). La huída del chico, el seguimiento por parte de Bowen y su grupo de científicos, y las primeras andanzas en solitario del muchacho están muy bien.

El problema de la película pasa por tener que meter un monstruo gigante para generar el gran combate de lucha libre que es usual en el Kaiju Eiga. No sólo la aparición de Baragon es inexplicable, sino que el diseño del monstruo raya en lo risible (un borrador del guión sugería que fuera Godzilla el que hiciera su entrada aquí). Y es ahí cuando el film se desgrana y termina por convertirse en un Kaiju Eiga común y corriente, donde los monstruos terminan por enfrentarse en la gran pelea final. Sorprendentemente encontré estos combates bastante aburridos y rutinarios, si bien Frankenstein (al no usar un traje de goma) permite generar unas peleas más dinámicas. Parece una traición del guión a la idea original con miras de conseguir el rédito comercial.

Pero dejando de lado todas las secuencias de Baragon, “Frankenstein Conquista el Mundo” es una película interesante. La actuación de Adams y compañía es más que correcta. Si uno piensa que los problemas personales del actor venían por la falta de trabajo, Adams podría haber desarrollado una carrera muy digna en Japón. A mi juicio es una película que merece ser revalorizada y redescubierta. No es una obra maestra, a veces la historia raya en lo ridículo, y el guión termina por salirse de madre hacia el final. Pero tiene muy buenos valores de producción, un desarrollo inicial interesante y buenas actuaciones, cuidado de los diálogos y la dirección actoral.


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