domingo, 7 de febrero de 2010

Frankenstein, de James Whale, ha nacido un mounstro, Boris Karloff






El Dr. Henry Frankenstein (Colin Clive), un joven y apasionado científico, y su asistente Fritz (Dwight Frye), un devoto jorobado, arman un cuerpo humano, cuyas partes han sido recolectadas secretamente y de varias fuentes. El anhelo que consume al Doctor Frankenstein es el de crear vida humana a través de varios artefactos eléctricos perfeccionados por él mismo.

Elizabeth (Mae Clarke), su prometida, esta preocupada hasta llegar a la distracción a causa de las peculiares acciones de su prometido. Ella no puede entender por qué él se enclaustra en la abandonada torreta, la cual ha equipado como laboratorio, y se rehusa a ver a nadie. Ella y su amigo, Victor Moritz (John Boles), acuden al Dr. Waldman (Edward Van Sloan), su viejo profesor de medicina, y piden su ayuda para recuperar al joven científico de los experimentos que absorben todo su tiempo. Elizabeth, intentando rescatar a Frankenstein, llega justo cuando el joven médico esta realizando sus últimas pruebas. Todos observan a Frankenstein y al jorobado como alzan a la criatura muerta colocada sobre una mesa de operaciones, hasta la cima de la habitación, hacia una apertura en la cima del laboratorio. Entonces se escucha un tremendo trueno - y la mano del monstruo de Frankenstein comienza a moverse.

El monstruo que manufacturan (Boris Karloff), extrañamente espantoso, grotesco e inhumano, es retenido en un calabozo en la torre del castillo. A causa del error de Fritz, el cerebro de un criminal fue utilizado en el experimento de Frankenstein resultando en que el monstruo solo conoce de odio, horror y asesinar. Tiene la fuerza de diez hombres. De repente, se escucha un grito aterrorizante desde el calabozo. Frankenstein y el Dr. Waldman corren solo para descubrir que el monstruo ha estrangulado a Fritz. El monstruo amenaza con atacarlos, pero ellos huyen rápidamente, cerrando la puerta del calabozo. Frankenstein abre la puerta para distraerlo con una antorcha, mientras que el Dr. le aplica una potente inyección que deja inconsciente a la bestia.

El Dr. Waldman trata de destruir a la criatura inconsciente, la cual, sin embargo, despierta y lo estrangula. Escapa de la torre y camina sin rumbo fijo. Luego tiene un breve encuentro con la pequeña hija de un granjero, María, quien le pide que juegue con ella un juego que consiste en arrojar flores al lago para que parezcan pequeños botes. El monstruo disfruta del juego y su compañera de juego, levanta a la pequeña y la arroja al lago de manera juguetona y cuando adquiere conciencia de las consecuencias de su descuidado proceder, trata de agarrarla sin éxito. La criatura se aleja apesadumbrada.

Con las preparaciones para la boda completadas, Frankenstein es nuevamente el mismo de siempre y serenamente feliz con Elizabeth. Están listos para casarse tan pronto como el Dr. Waldman arribe. De pronto, Victor entra apresurado, diciendo que el Doctor ha sido encontrado estrangulado en su sala de operación. Frankenstein sospecha del monstruo. Un escalofriante chillido lo convence de que el enemigo está en la casa. El monstruo ha ganado acceso a la habitación de Elizabeth. Cuando los buscadores llegan, la encuentran inconsciente sobre la cama. El monstruo ha escapado. Su único objetivo es destruir a Frankenstein.

Liderando a una turba iracunda, Frankestein busca al monstruo en la campiña y sus alrededores. Se separa del grupo y es descubierto por el monstruo, el cual salta encima de su presa y, cargando con él, se lo lleva al viejo molino. Los campesinos escuchan sus gritos y los siguen. Finalmente cuando llegan al molino, encuentran al monstruo que ha subido a la cima del mismo arrastrando a Frankestein con él. Repentinamente, en un despliegue de cólera, arroja al joven científico al suelo. Las aspas del molino frenan su caída, salvándolo de lo que parecía una muerte segura. Algunos pobladores de la villa lo llevan apresurados a su casa mientras otros se quedan para quemar el molino y destruir al monstruo atrapado dentro.

Después, de vuelta en el Castillo Frankenstein, el padre de Frankenstein, el Barón Frankenstein (Frederick Kerr) celebra las bodas de su hijo ya recuperado con un brindis por su futuro nieto

.En 1931 verían la luz dos obras fundamentales del cine fantástico: el Draculaprotagonizado por Bela Lugosi, y el Frankenstein de Boris Karloff. Ambos filmes resultarían influenciales en toda la historia del cine de horror e impulsarían el inicio de la era de oro del género, que se extendería durante la década del 30 y el 40. Y aún hoy, a más de 70 años de su creación y con multitud de versiones de la misma historia, nadie puede dejar de reconocer alDracula y al Frankenstein de 1931 como las versiones más fuertes y memorables de dichos personajes (a Drácula sólo se le puede sumar laproducción de 1958 de la Hammer, con Christopher Lee como el conde del título).

En general el cine de terror posee un elevado grado de caducidad, ya que los gustos y temores del público cambian en cada generación. Así mismo crece el grado crítico y cínico de las audiencias, por lo cual muchos clásicos reconocidos han envejecido muy mal (como el Dracula 1931) o han perdido el filo de sus colmillos (como el Dracula de 1958). De todo ese repertorio de incunables, elFrankenstein de James Whale es uno de los que mejor conserva su capacidad de impacto. No es estrictamente atemorizante (como lo fué en su época), pero sigue siendo movilizante. Posee una estructura cinematográfica realmente ágil - es un film que apenas pasa la hora de duración, y acierta a insertar toda la historia sin sobresaltos y con gran ritmo -, y además tiene un manejo de cámaras realmente muy moderno. Si uno se substrae al contenido de la historia, toda la secuencia de la creación de la criatura está filmada con multiplicidad de planos - cortos, generales, angulares - que es admirable para su época. Otros ejemplos de la maestría de Whale es en la escena de los preparativos de la boda en el pueblo, con rudimentarios pero efectivos métodos de cámara en movimiento, en donde la pantalla se disuelve y pasa a la criatura corriendo por el bosque. Es un cabal ejemplo de gran lenguaje cinematográfico; comparen esto con la inmovilidad de Dracula 1931.Esta versión de Frankenstein no toma el original de Mary Shelley sino que sigue una adaptación teatral de 1927 (algo similar sucede con el Dracula de Tod Browning). Es un relato bastante despojado de connotaciones filosóficas, en donde la historia cae dentro de la rutina habitual del cine de monstruos; la diferencia fundamental está en que esta versión deFrankenstein es la que inventa dicha rutina. Aquí tenemos a otro científico loco, una creación que se escapa de sus manos, el deseo de jugar a Dios, el abrir la caja de Pandora de la ciencia, y todos los etc. que continuaremos viendo en los años 30, 40, 50 y 60. Lo que carece es de una meditación sobre la finalidad de dichos propósitos - Henry Frankenstein es un desquiciado más que un ser racional, que cumple con sus propósitos por un simple motivo de egolatría: ver si es capaz -. En ese sentido el film tiene algunos problemas de continuidad, tanto dramática como de profundidad. Una vez creado el monstruo, el relato salta inexplicablemente a los preparativos de la boda entre Elizabeth y el padre de Henry (Frederick Kerr, que roba todas sus escenas con su filosofía campechana). Hay otros huecos notables en el desarrollo dramático, como el surgimiento de la horda que quiere cazar a la criatura (aunque nadie la vio), y que en realidad deberían linchar a Henry ya que es el responsable máximo de toda la tragedia - en vez de liderar a la muchedumbre -. Así mismo el final es abrupto, con Henry Frankenstein lastimado y agotado, yaciendo en un lecho, sin ninguna otra explicación adicional (¿otro director y otro estudio que han vislumbrado la secuela?). Es bastante frustrante.

Pero en donde Frankenstein obtiene todos sus réditos es en la perfomance de Boris Karloff. Con Karloff el monstruo no es el demonio personificado sino una fuerza bruta descontrolada y patética, una victima del destino. Es imposible afirmar que la criatura posee maldad - la muerte de la niña es accidental; el asesinato de Fritz es en defensa propia - y, por el contrario, lo que vemos es a un alma en agonía. Desde los inocentes intentos por tocar la luz hasta los desgarradores gritos de Karloff cuando la muchedumbre lo acorrala, siempre vemos a un criatura indefensa y totalmente ajena a las reglas de este mundo. Curiosamente este sentimiento de simpatía por un ser abominable se ha traducido con el reconocimiento que ha recibido Karloff - con el paso del tiempo -, recibiendo cartas de miles de fans declarando su admiración por el monstruo (y una enorme cantidad de ellas, escritas por niños). Es un ser que despierta compasión más que repulsión.

Frankenstein sigue siendo un gran clásico, uno de esos que mantiene el suspenso y la atención del público. Existen fallas notables en la construcción del relato, pero a excepción de ello el resto es perfecto. Es un film realmente moderno de horror que no ha perdido su efectividad con el paso del tiempo.


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