miércoles, 3 de febrero de 2010

Dracula 1958, sangre en technicolor





Junto con La Maldición de Frankenstein (1957), estos son los filmes que pusieron a los estudios Hammer a competir en las grandes ligas. Durante 15 años la Hammer impondría su marca en el género del terror y tendría un dominio casi absoluto, siendo seguida de cerca por estudios menores (Amicus, AIP, etc) que copiarían su estilo pero que no podrían obtener la misma resonancia del estudio inglés.


Jonathan Harker acude al castillo del conde Dracula para comenzar a trabajar en la clasificación de su extensa biblioteca; pero en realidad Harker es un cazador de vampiros que viene a matar al conde y su compañera, y a acabar con su reinado de terror. Descubierto por Dracula, éste termina por apresarlo. Con el paso de los días el Dr. Van Helsing comienza a investigar sobre el paradero de su amigo Harker, y cuando llega al castillo del conde, descubre que ha sido transformado en vampiro. Van Helsing se ve obligado a matarlo y se lanza a la búsqueda de Drácula. Pero el conde - que ha perdido a su compañera a manos de Harker - desata una oleada de venganza y destrucción, primero convirtiendo a Lucy,la futura esposa de Harker, en vampiro, y después atacando a su cuñada, Mina Holmwood. Van Helsing y Arthur Holmwood deberán destruir al conde antes que la conversión vampírica de Mina sea irreversible.
a Hammer había obtenido los derechos para adaptar la novela; pero la Universal tenía los derechos sobre su versión de 1931, con lo cual debía encarar las cosas de un modo muy diferente para no sufrir un juicio por violación de derechos. Así es que este Dracula 1958 no es una remake de la versión de Bela Lugosi, sino que funciona como una reimaginación de la historia donde algunas cosas y personajes coinciden, pero el enfoque es diferente. Harker está aquí, pero ya no es la inocente víctima que llega al castillo del conde, sino un cazador de vampiros. El tema es que la secuencia inicial está filmada de un modo terrible; no sólo Harker se ve muy torpe - confía en el conde, se toma sus tiempos para llenar su diario, deja pasar las horas alegremente -, sino que en el momento que decide atacar la cripta opta por liquidar a la compañera de Drácula antes que terminar con la vida de éste, que debería ser el personaje más peligroso. El maquillaje de Christopher Lee tampoco ayuda, con unas absurdas entrecejas que hacen que su primer plano inicial resulte inintencionalmente cómico. El encierro de Harker en su cuarto, y el pasar todo el día escribiendo su diario para atacar a los vampiros sobre el atardecer es de una estupidez colosal.Pero como es habitual en los productos de la Hammer, si los actores secundarios son terribles y sus escenas malas, las cosas salen a flote cuando Christopher Lee o Peter Cushing están en pantalla. El Van Helsing de Cushing es un personaje inteligente, sin medias tintas, estoico frente a la adversidad. Cuando él ingresa al relato, es cuando el filme eleva su calidad. El problema es que hay poca acción (y eso que el enfoque de que Harker y Van Helsing ya son cazadores de vampiros, lo que debería sumergir al espectador inmediatamente en una aventura trepidante), y la que hay está filmada sin mucho nervio. Los ataques de Dracula son expeditivos pero carecen de shock. A lo sumo la única escena bien filmada en tal sentido es el enfrentamiento final entre Van Helsing y Dracula, que es original y disfrutable. Pero el resto termina por resultar anodino. Es una película sólida aunque algo tediosa. Hay una gran economía de medios que provoca que porciones enteras del relato clásico desaparezcan - no está el personaje de Reinfeld; el supuesto viaje de Drácula a Inglaterra en el Demeter se resuelve expeditivamente con un ataud montado en una carroza funebre sin conductor -; pero en cuanto a terror, hay poco y nada. El color de la sangre es risible, los ataques de los vampiros no impresionan, y sólo quedan las buenas actuaciones y un guión serio como rescatables.

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