jueves, 14 de octubre de 2010

Ed Wood






Edward Wood Jr. es un empleado de la utilería de los estudios de Hollywood en los años cincuenta que sueña con la fama. Se acerca al estudio Screen Classics, una productora de mala muerte que desea hacer un filme exploitation con la reciente noticia del cambio de sexo de Christine Jorgensen, y los convence para financiarle un filme. Pero después de rodar Glen o Glenda?, el nombre de Wood se transforma en mala palabra en Hollywood. Mientras busca medios de financiación para su siguiente proyecto, se cruza con Bela Lugosi, con quien entabla una fuerte amistad. Pero Lugosi se encuentra muy viejo y enfermo, y numerosos años de adicción a la morfina, falta de trabajo e incontables problemas financieros lo dejan cerca de la muerte. Decidido a concretar sus sueños y restaurar la fama perdida de su amigo en decadencia, Wood obtendrá fondos para filmar La Novia del Monstruo y, posteriormente, el clásico de culto Plan 9 del Espacio Exterior, la obra por la cual será recordado para toda la posteridad.

Edward D. Wood Junior es una figura que tiene poco y nada de legendaria o heroica. Simplemente es uno de los tantos fracasados que han recorrido las calles y golpeado las puertas de los estudios en Hollywood en busca de un sueño utópico, pero sin el talento necesario como para transformarlo en algo más que una fantasía. Al igual que innumerables directores de la serie B y Z de la cinematografía de los 50, 60 y 70, era un creador de engendros que recibían los abucheos masivos del público y la crítica. Sus obras no distan de las de otros asesinos del celuloide como Ted V. Mikels o Phil Tucker (el director de Robot Monster).

Y sus obras merecerían el olvido si no fuera por la dupla de hermanos Harry y Michael Medved, críticos de cine que decidieron crear en los años 80 el premio Golden Turkeys Awards (los Pavos Dorados del Cine), una suerte de Oscar para agasajar a las que consideraban las peores películas de la historia. Y, como ganadora constante de la pulseada, terminaba resultando elegida Plan 9 del Espacio Exterior, la que hoy es la obra más conocida de Wood y que hemos comentado en este sitio.

Tim Burton es otro director bizarro, pero infinitamente más talentoso que Edward Wood. Lo suyo es el gusto por lo macabro y el humor negro, y el afecto por los personajes marginados que se transforman en héroes impensados. Pero más allá de sus quilates artísticos, Burton no es un director comercialmente exitoso: con la excepción de Batman, los filmes de Pee Wee Herman y algún otro título como La Leyenda de Sleepy Hollow, sus proyectos terminan por hundirse en la taquilla si bien son aclamados por la crítica. Para la mentalidad pasatista del público americano, Burton es demasiado intelectual. En todo caso, lo que ha hecho Burton ha sido obtener fortuna de sus proyectos comerciales para financiar y presionar a los estudios a que le den luz verde a obras más personales. En definitiva, es un director de culto.


Pero a pesar de todas las controversias, Ed Wood es un filme delicioso. Sin duda tiene toda la memorabilia y los cameos que corresponden y que sólo un fan puede valorar, como Conrad Brooks haciendo de barman o el protagonista de Plan 9 del Espacio Exterior interpretando al financista en la fiesta donde aparece Vampira. Es también el show de freaks que uno espera en una obra de Burton, como Bunny - el amigo gay de Wood que iba a cambiar de sexo -, la decadente estrella cinematográfica de Bela Lugosi, el descomunal luchador sueco Tor Johnson, la fantasmagórica presentadora de televisión Vampira, y el mismo Wood, que termina por dirigir sus películas vestido de mujer. La obra de Ed Wood Jr. está reflejada en todo su brillo; incluso cuando el filme trata sobre la vida real, utiliza decorados tan obviamente falsos como los que Wood usaba en sus películas (noten los escuetos mobiliarios, los ambientes en penumbras, las paredes simil cartón). Los intérpretes recitan sus parlamentos con la misma cadencia que los filmes clase B de los cincuenta; e incluso en la apertura y cierre del film emplean una maqueta notoriamente falsa de Hollywood para realizar el paneo general de la ciudad.

En donde reside el corazón de la obra es incuestionablemente en la relación entre Ed Wood y Bela Lugosi. Todo el circo de fenómenos podía dar lugar a una comedia absurda o a una satira filosa sobre Hollywood, pero Burton decide privilegiar la relación entre el artista sin talento y el actor en decadencia. Es un vínculo de profunda simpatía y respeto, realzado por las interpretaciones de Deep y fundamentalmente de Martin Landau

Ed Wood es una película hecha con mucha sensibilidad, con mucho cariño del director hacia sus personajes. No funciona tan bien como metáfora de hombres luchando por sus sueños - los personajes eran y siguen siendo unos fracasados al final del film -; pero sí lo hace como pantallazo al submundo del cine Z, y como una profunda historia de amistad. Sin dudas es una verdadera obra maestra.


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