miércoles, 10 de marzo de 2010

El mounstro de tiempos remotos






Una prueba nuclear en el Ártico libera a un gigantesco dinosaurio. Los testimonios aportados por los supervivientes de sus aislados ataques son acogidos con incredulidad, pero el monstruo llega a la costa este de Norteamérica sembrando el terror...



Comentario

Primero de los filmes sobre gigantescos monstruos antediluvianos que se rodaron durante los 50, “El monstruo de tiempos remotos” marcaría la pauta para casi todas las producciones similares que le siguieron. Basado en el relato “The Fog Horn” de Ray Bradbury, publicado en el Saturday Evening Post, el film también serviría como debut (además de para su director Lourié) para el gran animador y técnico en efectos visuales Ray Harryhausen. Por lo demás, el guión acusa una excesiva dispersión narrativa, abundando en tiempos muertos que entorpecen sobremanera el discurrir del relato, si bien tal defecto rítmico queda soslayado un tanto gracias al buen hacer interpretativo de Paul Christian y Cecil Kellaway (no tanto de Paula Raymond) y lo eficazmente atmosférico tanto de la puesta en escena de Lourié como de la fotografía de Jack Rusell, aparte de los efectos del maestro Harryhausen, por supuesto.
Con menos de 200.000 dótares de presupuesto, la película conseguiría alrededor de 5 millones de recaudación. Alisando así el camino, al menos financieramente, a cuantas “monster movies” fueron apareciendo durante el resto de la década.
Entre las posteriores obras de Lourié hay dos nuevas Incursiones en el filón descubierto a raíz de su primera peIícula (y que los japoneses explotarían a conciencia): “Behemoth, the sea Monster” (1958) Y “Gorgo” (1961). Ambos filmes muestran el paulatino deterioro de una fórmula con una cada vez menor capacidad de sorpresa, pese a su potencial innato para obtener imágenes contundentes y estremecedoras a ojos infantiles. Algo diferente resultaría, sin embargo, “The Colossus Of New York” (1958), film en el que cambió la consabida criatura prehistórica por un enorme robot con el cerebro de un muchacho fallecido, cristalizando en un trasunto “catastrófico” de Frankenstein con el
ementos de comic book que el propio Lourié consideraría lo menos destacable de su carrera. Monstruos prehistóricos “Plan 9”.

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